lunes, 16 de enero de 2012

Porque sus hijos se cortan?

Lastimarse a propósito haciéndose rasguños o cortes en el cuerpo con un objeto lo suficientemente afilado para rasgar la piel y hacerla sangrar se denomina cortarse. Cortarse es un tipo de conducta autolesiva. La mayoría de jóvenes que se cortan son de sexo femenino, pero los chicos también cometen conductas autolesivas. Las personas se suelen empezar a cortar en la adolescencia. Y algunas siguen haciéndolo en la etapa adulta.

¿Por qué se corta la gente?

Puede resultar difícil entender por qué las personas se cortan a propósito. Cortarse es una forma en que algunas personas tratan de afrontar el dolor que les provocan las emociones fuertes, la presión intensa o los problemas relacionales importantes. Es posible que tengan que afrontar sentimientos que les parezcan demasiado difíciles de sobrellevar o situaciones negativas que crean que es imposible cambiar.

Algunas personas se cortan porque necesitan desesperadamente librarse de sentimientos negativos. Es posible que no conozcan mejores maneras de liberarse de la presión o del dolor emocional. Otras personas se cortan para expresar emociones fuertes, como la rabia, la pena, el rechazo, la desesperación, la intensa nostalgia o el vacío.

¿Qué puede ocurrirles a las personas que se cortan?

A pesar de que cortarse puede brindar cierto alivio temporal con respecto a sentimientos terribles, incluso las personas que se cortan coinciden en que no es una buena forma obtener ese alivio. Por el siguiente motivo: el alivio no es duradero. Los problemas que desencadenaron la conducta de cortarse siguen ahí: simplemente se ocultan.

Las personas no suelen tener la intención de lastimarse irreparablemente cuando se cortan. Y tampoco suelen querer seguir cortándose cuando empiezan a hacerlo. Pero ambas cosas pueden ocurrir. Es posible calcular mal la profundidad de un corte, haciéndolo tan profundo que requiera puntos (o, en casos extremos, hospitalización). Los cortes pueden infectarse si una persona utiliza instrumentos no estériles o sucios para cortarse, como navajas, tijeras, alfileres o incluso el borde afilado de la lengüeta de una lata de refresco.

Pedir ayuda.
Existen mejores formas de afrontar los problemas que cortarse, formas más saludables y duraderas que no dejan cicatrices físicas ni emocionales. El primer paso es obtener ayuda para resolver los problemas que desencadenan la conducta de cortarse. He aquí algunas ideas útiles:
  1. Explícaselo a alguien. Las personas que han dejado de cortarse suelen decir que el primer paso es el más complicado: admitir que uno se corta o hablar con alguien sobre el tema. Pero también afirman que después de abrirse y hablar sobre ello, experimentaron una gran sensación de alivio. Elige a alguien de confianza para hablar por primera vez de que te cortas (uno de tus padres, un orientador de tu centro de estudios, un profesor, un entrenador, un médico o un enfermero). Si te resulta demasiado difícil hablar directamente sobre el tema, escríbelo en un papel.
  2. Identifica el problema que desencadena la conducta de cortarte. Cortarse es una forma de reaccionar ante la tensión o el dolor emocionales. Intenta averiguar qué sentimientos o situaciones te provocan esa conducta. ¿El enfado? ¿La presión a ser perfecto? ¿Un problema relacional? ¿Una situación traumática o una pérdida dolorosa? ¿Las críticas destructivas o los malos tratos? Identifica los problemas que tienes y luego explícaselos a alguien. A muchas personas les resulta muy difícil averiguar esta parte por si solas. Es entonces cuando los profesionales de la salud mental pueden ser de gran ayuda.
  3. Pide ayuda. Cuéntale a alguien que necesitas ayuda para resolver tanto tus problemas como la conducta de cortarte. Si la persona con quien hablas no te ayuda a encontrar la ayuda que necesitas, habla con alguien más. En ocasiones, los adultos intentan minimizar los problemas que tienen los adolescentes o consideran que solo se trata de algo pasajero. Si tienes esa sensación tras hablar con un adulto, acude a otro (como un orientador o un enfermero de tu centro de estudios) que seguro que te echará una mano.
  4. Ocúpate del problema. La mayoría de personas que experimentan angustias o dolores emocionales profundos necesitan trabajar con un terapeuta o profesional de salud mental para elaborar sus sentimientos, sanar las heridas del pasado y aprender mejores maneras de afrontar las tensiones de la vida. Una forma de encontrar un buen profesional de salud mental o terapeuta es pedir información a tu médico, tu centro de estudios o una clínica de salud mental de tu localidad.



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