domingo, 22 de abril de 2012

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Noticia de Salud al día

Los adolescentes que se dan atracones de alcohol pueden sufrir daños cerebrales.

Los adolescentes que practican 'binge drinking' o consumo de alcohol en atracones podrían sufrir cambios en el cerebro que les generaran problemas para adaptarse con éxito a las cambiantes situaciones de la vida durante la edad adulta. Esta es la conclusión de un estudio realizado por el Centro Bowles para Estudios sobre el Alcohol de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos.

La etapa de la adolescencia comprendida entre los 12 y los 20 años representa un periodo clave para el desarrollo cerebral. Se trata del momento en el que el crecimiento del córtex, nuestra materia gris, alcanza un pico, y está asociado con una gran reorganización de las neuronas. Algunas teorías apuntan que esta remodelación cerebral durante el desarrollo ayuda al adolescente a adaptarse a las demandas de la vida en su tránsito hacia la edad adulta.

El profesor de Farmacología y director del Centro Bowles para Estudios sobre el Alcohol de la Universidad de Carolina del Norte, Fulton Crews, explica que en este periodo de la vida, los circuitos neurales que se están desarrollando en el cerebro son más susceptibles a sufrir trastornos, y está demostrado que, con ingiriendo la misma cantidad de alcohol, el córtex frontal de un adolescente es más sensible a los daños que el de un adulto. Por eso es importante saber el impacto del binge drinking sobre el cerebro de los adolescentes y cómo puede afectarles cuando lleguen a la edad adulta.

Cambios en el cerebro

Durante más de una década, el equipo de Crew ha explorado el mecanismo, las características y las consecuencias funcionales del 'binge drinking' sobre el cerebro. Sus últimos descubrimientos, realizados en ratones de laboratorio y publicados este mes de abril en Alcoholism: Clinical and Experimental Research, desvelan la existencia de sutiles pero persistentes alteraciones en el córtex frontal, que podrían afectar a la capacidad de decisión en la etapa adulta.

En una imagen de resonancia magnética se ha observado un menor volumen y talla del prosencéfalo en animales adultos, mientras que otros experimentos mostraron que los animales expuestos al alcohol presentaban una flexibilidad conductual mucho menor que el resto.

Este estudio ha revelado también una disminución en la actividad de algunos de los mayores genes neurotransmisores en animales adolescentes (los neurotransmisores son las sustancias químicas que permiten la transmisión de señales de unas neuronas a otras a través de las terminaciones nerviosas) 24 horas después de un atracón de alcohol. En animales adultos se detectó incluso una mayor reducción, próxima al 73%.

“Nuestros descubrimientos sugieren que los individuos que practican el
'binge drinking' durante la adolescencia podrían tener más posibilidades de sufrir déficits en ser capaces de adaptarse con éxito a las cambiantes situaciones de la vida adulta, posiblemente debido a cambios químicos o estructurales en el córtex frontal”, señala Crew, que advierte que, aunque los cambios cerebrales observados en este experimento son sutiles, sus implicaciones en individuos con un historial de 'binge drinking' podrían ser inmensas.


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