sábado, 14 de abril de 2012

Adicción al Juego. Una diversión Peligrosa.

El nombre cientifico que se brinda para el trastorno de la adicción al juego, es "Ludopatía". Esta enfermedad caracterizada principalmente por un comportamiento compulsivo, lleva a la persona a una incapacidad total debido a la perdida de voluntad y el control de sí mismo.

El componente personal, algunas circunstancias concretas, los recursos y la fase en la que se halla el jugador dentro de esa espiral que llamamos adicción es lo que va a marcar el proceso de recuperacion necesario en la cual se encuentra la persona y el tipo de tratamiento que aplica a su nivel. Sea cual sea la fase, el comportamiento compulsivo siempre está presente y la posibilidad de erradicarlo nunca es fácil.

Como todos los procesos adictivos en la persona surge algún tipo de pensamiento o actitud que le refuerza el que por sí misma, sera capaz de neutralizar la compulsión por el juego en el momento que lo decida, llevandolo a un profundo vacio y una negación del problema, siendo este último elemento "La Negación" un poderoso agente que siempre estará actuando en el psiquismo del adicto, desactivando cualquier iniciativa o pensamiento encaminado a la búsqueda efectiva y realista de soluciones.

El éxito en la recuperación, en todo caso, siempre se halla supeditado a la voluntad del adicto. No tanto a la voluntad en sí misma como a una fuerza autosuficiente, que en el caso del adicto suele ser bastante endeble, sino a la voluntad de generar los pensamientos y objetivos que aporten una estructura en la que creer que puede sanar lo lleve a construir una nueva realidad. Esta estructura funciona a nivel individual, aunque resulta innegable el apoyo que aporta un grupo en su función de refuerzo y compromiso en este tipo de problemáticas.

El adicto al juego puede gastar lo que tiene y en muchas ocasiones, hasta lo que no tiene. Esta acción la dirigie el pensamiento basado en el autoengaño que consiste en la creencia de que día a día no está gastando demasiado dinero en el juego, siendo en el tiempo demostrado el efecto devastador de su negacion. No es infrecuente que la espiral de la adicción lleve al ludópata a endeudarse hasta un extremo que más pronto que tarde se tornará insostenible, siendo alli donde el adicto se da por vencido. Es decir, llega a la conclusión de que tiene un problema, de que no es capaz de solucionarlo y de que necesita ayuda para salir del pozo.

Los jugadores patológicos tienden a tener una serie de problemas en distintas áreas de su vida a causa del juego.  Estas consecuencias son las siguientes:
  • Psicopatológicas: En el ámbito personal la persona  presenta tristeza, ansiedad, depresión, irritabilidad.
  • Familiares: En el entorno familiar y de pareja empieza ha existir una desatención familiar, falta de comunicación, alteraciones en la sexualidad, etc.
  • Laborales/ Académicas: En la situación laboral u académica disminuye su rendimiento en el trabajo, desmotivación, faltas injustificadas, lo que puede propiciara el abandono del trabajo u estudios, despidos, etc.
  • Sociales: En el entorno social hay desatención de las amistades, disminución de las actividades de ocio, pérdida de relaciones significativas, etc.
  • Consumo de sustancias: En algunos casos uso y abuso de tabaco, alcohol, cocaína entre otras sustancias psicoactivas.
  • Legales: En las relaciones con la justicia, frecuentemente problemas a por motivos de estafas, robos y otras actividades delictivas.
  • Económicas: En el plano económico hay deudas y problemas de dinero relacionadas al juego.
Lo que debemos tener en cuenta es que solo el hecho de reconocer el problema es un enorme paso hacia su curación y en ese momento el adicto necesitará todo el ánimo y apoyo que su familia y amigos le puedan dar. Este ánimo y apoyo pasan por acompañarle a las sesiones de terapia, alabar sus progresos y, lo que es muy importante, no hacer caso de sus recaídas (para no apoyar la idea de que su problema no tiene solución).

Si usted es un familiar o amigo de un jugador patológico, no dude en preguntar al profesional que esté tratando al enfermo sobre qué puede hacer usted para ayudarle. Sobre todo pregúntele qué es lo que no debe hacer.

Recuerde que las consecuencias de este trastorno son diversas y afectan al ámbito personal, familiar, profesional y social.

En el ámbito personal parecen obvios los graves problemas económicos a los que se pueden llegar a enfrentar un jugador patológico y su familia. Cuando los jugadores son hombres, una vez agotados sus propios ingresos, suelen intentar buscar dinero fuera de la familia, mientras que las mujeres suelen pedir prestado el dinero a familiares. Por otro lado, pueden aparecer otra serie de adicciones como alcoholismo o tabaquismo.

El jugador patológico puede cambiar su forma de ser: desarrollar una depresión (con más frecuencia en mujeres que en hombres) o altos niveles de nerviosismo, tensión y agresividad. El jugador patológico puede tener pensamientos de inutilidad, de culpabilidad, de que no vale para nada y de que lo único que hace es crearse problemas él y a los que le rodean. En ocasiones aparecen problemas como dolores de cabeza, molestias en el estómago y dificultades para conciliar el sueño.

En el ámbito familiar más cercano, cónyuge e hijos, se irá desarrollando una gran tensión. En las parejas en las que la jugadora patológica es ella, la ruptura de la pareja suele ser la consecuencia más frecuente. En los matrimonios en los que él es el ludópata, la esposa puede manifestar depresiones y dificultades de comunicación. En un principio suelen negar el problema que, más tarde, le genera una gran tensión para, al final, desesperarse. Los hijos de jugadores patológicos suelen sufrir las consecuencias de falta de cariño, continuas peleas en el hogar, ser el blanco de la irritabilidad de sus padres, etc. En un futuro ellos serán un conjunto de personas con mayores probabilidades de tener problemas en el colegio o instituto, desarrollar conductas adictivas, depresiones, ansiedad, etc.

Cuando en una familia es el hijo el que tiene el problema de ser un jugador patológico, los padres no suelen saber qué hacer y, a menudo, cubren las deudas del hijo a cambio de promesas de que no va a volver a suceder. Probablemente sus familiares, amigos y conocidos se alejarán de él, tanto porque ha cambiado su forma de ser, como porque les está pidiendo dinero continuamente. Esto provocará que el jugador patológico se quede cada vez más solo.

En el trabajo se puede llegar al despido, bien porque se llegue tarde a trabajar, por ejemplo, porque se ha quedado jugando en el bar donde ha bajado a desayunar, o porque cometa robos a compañeros de trabajo o de la caja, si tiene acceso a dinero en efectivo.
También pueden producirse consecuencias de tipo penal, si se llega al extremo de cometer delitos como medio para obtener dinero.

¿Cómo puede evitarlo?

La forma de evitar que una persona desarrolle un comportamiento de pérdida de control ante los juegos de azar es educándola, previniendo y, en el caso de que empiece, recibiendo tratamiento cuanto antes.

Como en cualquier conducta con implicaciones adictivas, lo mejor sería no empezar nunca a jugar. Son muy importantes los mensajes que los hijos reciben de sus padres sobre el juego. Si nos oyen constantemente decir que ganar un gran premio podría resolver todos nuestros problemas económicos, podemos estar, sin quererlo, fomentando una futura conducta de dependencia del juego. Es importante que los niños perciban en sus padres una conducta de rechazo al juego o, en su defecto, que sepan que con los juegos de azar siempre se pierde más de lo que se gana. Debemos estar atentos a frases como "si gano todos me van a admirar", "soy mejor porque he ganado", etc. el niño debe entender que él sigue siendo el mismo antes de ganar y después de ganar y que más que admirarle por ganar, sus amigos deberían admirarle por como ha ganado, es decir, porque ha sido un buen compañero, porque se ha esforzado más y se ha preparado mejor.

Si es usted el que tiene la más mínima sospecha de que jugar apostando le gusta, déjelo totalmente antes de que se convierta en un problema. No dude en consultar a un psicólogo sobre esa inclinación y recuerde que cuanto antes lo haga, mejor.
Si usted es un familiar o amigo de un posible jugador patológico, no le apoye en su afición por el juego. Cubrir sus deudas podría significar que no aprenda a asumir las consecuencias de jugar y sólo hará que el problema sea cada vez mayor. Las madres que cubren el problema de sus hijos en vez de afrontarlo, lejos de ayudarle, están empeorando la situación. Anímeles a que acudan a pedir ayuda, insistan en que el problema tiene solución. Vaya usted mismo a consultar a un profesional sobre qué puede hacer para ofrecer una ayuda eficaz a ese jugador o para influir sobre él para que dé el gran paso de reconocer el problema, pedir ayuda y solucionarlo.

Existen una gran variedad de tratamientos para el juego patológico que incluyen el consejo, los grupos de autoayuda y la medicación psiquiátrica. Sin embargo, no se considera que ninguno de estos tratamientos sea el más eficaz, y no se ha aprobado ninguna medicación por parte de la FDA para el tratamiento del juego patológico.

Jugadores anónimos es un tratamiento comúnmente utilizado para la ludopatía. Modelado con base en el tratamiento de Alcoholicos Anonimos, utiliza un modelo en 12 pasos que hace hincapié en un enfoque de ayuda mutua.

 

 

Complicaciones

Las complicaciones pueden abarcar:
  • Problemas de consumo de drogas y alcohol
  • Ansiedad
  • Depresión
  • Problemas financieros, sociales y legales (incluyendo una bancarrota, divorcio, pérdida del trabajo, ir a prisión)
  • Ataques cardíacos (a raíz del estrés y la excitación del juego)
  • Intentos de suicidio

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